domingo, 5 de marzo de 2017

Persona como sistema dialéctico binario con cualidades emergentes 2a parte.



Persona como sistema dialéctico binario con cualidades emergentes.
·       Describir un problema y justificar por qué el pensamiento sistémico puede ayudar a resolverlo y no otro tipo de pensamiento como el reduccionista.
El problema básico que está detrás de la propuesta de la persona como sistema dialéctico binario es un problema de axiología. Las versiones clásicas de la axiología son u objetivistas o subjetivistas, si lo primero, o los objetos tienen características que los hacen valiosos por sí mismos y doblegan el deseo humano de manera necesaria y universal, de manera que todos debiéramos apreciar y desear el mismo objeto por las características intrínsecas del mismo; o los valores son objetos ideales y por tanto también universales, absolutos y necesarios que proyecta el ser humano en las cosas. Por otro lado, si lo segundo, los valores son relativos, particulares anidados en los caprichos y las emociones personales o la particular psicología de cada quien. Estas posturas han sido determinadas por el paradigma reduccionista imperante que, si bien ha dado buenos resultados en muchas áreas, no lo ha dado en la axiología.
Cuando trasladamos el problema a la temática de los derechos humanos como principios ético jurídicos con pretensión de universalidad el problema se exponencia. Tomo la idea de Rizieri Frondizi, quien su libro, ¿Qué son los valores?, intenta zanjar el problema aduciendo que son cualidades relacionales emergentes. Es decir, los valores son cualidades que no dependen sólo de la subjetividad o de las características objetivas del objeto, sino de una intersubjetividad situada.
El pensamiento sistémico es mucho más potente en su poder explicativo, para comprender la fenomenología de esta intersubjetividad situada y las cualidades relacionales que emergen de ella, que dependiendo de la funcionalidad o disfuncionalidad del sistema podríamos ver como derechos humanos o como relaciones de opresión. Así los derechos humanos escapan del absurdo reduccionismo normativista, lo mismo que el propio derecho y se pueden mirar como un fenómeno complejo, con las ventajas que de la mirada de la complejidad se derivarían.
·       Identifica y justifica por qué el sistema se detalla a cierta escala (micro, macro o meso).
El sistema se detalla a escala de la persona, pero entendida no como individuo, sino como sistema binario, que interdepende de otro como él para ser él mismo y ambos interdepende3n del entorno que está conformado por una cultura formada por la reproducción de las iteracciones intersubjetivas de todas las personas en sociedad. El modelo se reproduce similar a diferentes escalas, tanto hacia el interior como sistema psíquico que también interdepende de la otredad interiorizada como superyó, como hacia el exterior en la intersubjetividad situada y en las interdependencias de esa intersubjetividad, o sea aumentado a escala social, y puede replicarse el sistema a escala nacional, cultural y global, mirándose las diferentes escalas como fractales unos de otros.
La escala personal, interpersonal se justifica, porque es la media, meso, mínimo de comprensión, que permite la comprensión hacia la interioridad y hacia la exterioridad, ya que es la escala de la percepción de cada persona y del acontecimiento del fenómeno de manera perceptible.
·       Determina y describe claramente las interacciones relevantes.
La interacción más relevante ocurre a nivel interpersonal, aunque, insistimos, se reproduce hacia la interioridad y hacia la exterioridad en distintas escalas. El ser humano se abre en la expresión que lo pro-eyecta hacia afuera de sí al mundo, típicamente otro ser humano. Se abre también en la receptividad de la información, conocimiento, experiencia, de la expresión del otro, y en esta ida y vuelta de información ambos términos del sistema, ambas personas se redeterminan, ocurriendo una síntesis que los cambia a ambos y a la vez, sin homogenizarlos o igualarlos de manera homogénea, los hace comunes, los comunica y comunica el mundo, hace también común el mundo.
Hacia el interior la estructura del sistema está significada por el pathos, temperamento físico-biológico determinado por el genotipo que en un principio determina a su vez la acción; este pathos puede mirarse como el ello freudiano o pulsión de placer que busca evitar el sufrimiento y eliminar la fricción con el entorno, determinando una forma de hacer, una forma de vida (εθος) que a su vez redeterminará una forma de ser o carácter (ηθος). Otra parte sería la capacidad de consciencia de sí en el tiempo, del otro, del entorno, o logos (yo, en la terminología freudiana), que depende de la interiorización psíquica de la otredad o superyó, principio del deber o de autoridad, a través de la educación (in put y out put de información) para su funcionamiento adecuado, una percepción adecuada de la realidad. Idealmente el logos debe pasar a sustituir mayormente al pathos, en la determinación de la acción ya que esta acción hacia el exterior redeterminará a su vez la personalidad o carácter, la forma de ser en el mundo o ethos. Es decir, en la terminología aristotélica, nuestras acciones están determinadas por la búsqueda de la felicidad entendida como no fricción con el mundo, adaptación a éste y de éste; esta búsqueda es ciega e impulsiva y tardaría demasiado tiempo en dar buenos resultados por lo que sólo a través del compartir conocimientos y experiencias de otros (la herencia cultural), se despierta la consciencia para hacerlo de manera dirigida, de tal forma que se acelere el proceso y en el curso de una vida pueda lograrse la estabilidad del sistema. Somos lo que, con los otros, hacemos de nosotros, nuestra personalidad o carácter está determinado por lo que hacemos en nuestra interacción cotidiana con los demás.
·       Describe la dinámica, retroalimentación y emergencia entre los componentes del sistema.
Sí la educación o prealimentación social además de la prealimentación genotípica, en la interacción con los otros no se realiza de manera adecuada, de manera que las apreturas y cierres se den con las menores fricciones posibles, entonces la interiorización de la otredad o superyó puede ser inadecuada por exceso o por defecto, tendrá dificultades para medir la realidad, expectativas irreales, baja tolerancia a la frustración, tendencia a que el sistema se cierre manifestada como incapacidad para expresarse asertivamente. Eso hará que las relaciones con los otros sean de mayor fricción queriendo someterlos o siendo sometido por la otredad; la retroalimentación del sistema no se lleva a cabo de manera adecuada ya que no se efectúa una síntesis que preserve a ambas partes del sistema, sino que tiende a la homogenización e igualitarización; esto último no sería funcional y llevaría a la entropía y destrucción del sistema Es decir, el sistema es mayormente cerrado, no habiendo disposición al reconocimiento de sí ni del otro. Esta indisposición ocasionará la emergencia de cualidades relacionales disfuncionales, tipificadas como relaciones de opresión o cualidades opresivas, exclusión del otro en la comunicación, marginación de lo común, explotación de fuerzas, imposición de ideologías para preservar la relación e dominio y violencia de todo tipo. No existe la capacidad emocional de empatía, reconocimiento y respeto del otro y exigencia asertiva de dicho reconocimiento y respeto.
Si la retroalimentación es adecuada, habiendo una redeterminación de ambas partes, con una síntesis que no homogeniza sino que aumenta con la otredad preservando la autenticidad, la educación crítica y completa incluyendo educación emocional en resiliencia y asertividad, el sistema funciona de manera adecuada con tolerancia a la frustración y redeterminación de la impotencia que cierran el sistema, existe un adecuado reconocimiento del otro y respeto de la diferencia. Las cualidades relacionales que emergen de este tipo de relaciones funcionales son las contrarias de la opresión, con aumento de poder de transformación y elección, dignidad, emancipación, libertad, inclusión, deliberación, asertividad, capacidad de negociación.
·       Describe y justifica el tipo de sistema (frágil, robusto o antifrágil).
El sistema dialéctico binario puede ser las tres. Típicamente es frágil en la infancia, pequeños cambios generarían grandes cambios en el sistema, en la persona; en esta etapa de evolución del sistema es deseable mantener la estabilidad y funcionalidad del mismo mediante cambios en ambiente controlado, es decir, el ambiente debe presentar pocos cambios para preservar la funcionalidad del sistema. Eventualmente se vuelve robusto, preserva su funcionalidad ante grandes cambios. Lo ideal es que el sistema sea antifrágil, es decir, no sólo que preserve su funcionalidad ante los cambios, sino que mejore su funcionalidad con los mismos, con la capacidad de transformación que llamamos dignidad como cualidad emergente del sistema, así lograría preservar su autenticidad, pero redeterminándose con las retroalimentaciones de la diversidad de la otredad. Esto logra que el sistema preserve la diversidad, la incluya, y a la vez permita la identificación en la igualdad, la común unión sin homogenización entrópica.
·       En las conclusiones, determina la pertinencia del uso del pensamiento sistémico para la solución del problema, así como los beneficios de su aplicación en tu vida cotidiana.
Creo que sólo la teoría de sistemas complejos es capaz de explicar la complejidad del ser humano y sus relaciones entre sí mismo en el tiempo, relaciones con los otros múltiples y diferentes, y relaciones con el entorno, típicamente ecosistema. Es una forma de entender a demás cómo emergen cualidades funcionales y disfuncionales que llamamos valores o disvalores ya sea que funcionalicen el sistema o lo hagan disfuncional. Esto no se logra con la axiología típica de la modernidad reduccionista, pero se explica muy bien con la teoría de sistemas.
Me ha sido muy útil en mi actividad académica para explicar derechos humanos no como conceptos construidos por la subjetividad de la cultura occidental y por tanto con riesgo de ideologizarse e imponerse a otras culturas como patrimonio universal. También escapa a la objetivación absurda de situarlos fuera de la historia como derechos naturaleza, ya de la naturaleza ya divinos. Permite ver la emergencia de los mismos en la fenomenología propia de la ontología del ser humano, es decir, como cualidades de un sistema funcional, dialéctico y binario. Creo que este enfoque es mucho mejor que un enfoque tradicional normativista y mucho mejor que un positivismo jurídico, tiene una mayor pretensión de universalidad abierta a la redeterminación por la antropología cultural y el diálogo intercultural, permitiendo un mejor contraste de acciones humanas que atentan contra los derechos humanos y la humanidad en general.